viernes, 24 de octubre de 2014

AMARTE ES FÁCIL

AMARTE ES FÁCIL



La muchacha lo miro a los ojos como si lo mirara por primera vez. Desde ese momento supo que nunca más lo vería igual a como lo hacía antes. Algo, tan profundo, cambió para siempre.

Lo conoció en la facultad. Ambos venían de lejos a completar sus estudios superiores. Las familias de los dos hacían un esfuerzo económico para ayudarlos; ellos le respondían esforzándose para rendir lo más posible en sus estudios.

Un día ella le digo que debía dejar sus estudios por un tiempo, porque los problemas económicos en su familia le impedían la compra de materiales para estudiar. Él le dijo que espere antes de tomar una decisión, que algo podía pasar.

A los días recibió una carta que le indicaba que había llegado a las oficinas de la Facultad un compromiso escrito de un padrinazgo económico para ayudarle por ese año. Estos padrinazgos eran anónimos.

El joven amigo había decidido dividir sus ingresos y ayudarla. Le compraba todos los apuntes que necesitaba y con el resto compraba los suyos. Jamás fue suficiente y, aunque se esforzó, fue un año negativo para él. Todo lo que hiciera por ella tenía valor. Sus sentimientos eran puros pero no correspondido. El hecho de no recibir recíprocamente no fue impedimento para su sacrificio. La decisión de amar era suya.

Ella no comprendía porque lo veía tan agotado y, aunque sabía de su esfuerzo, se daba cuenta de su bajo rendimiento. Decía pasarse horas estudiando pero parecía jamás alcanzar el ritmo necesario de estudio.  

Un día, la joven recibió un mensaje de otra compañera que le hablaba sobre su padrinazgo. Le dijo que encontraría a su padrino transcribiendo libros de puño y letra por horas en la biblioteca de la casa de altos estudios.

La muchacha entró a la sala y lo vio. Observo su cansancio y su esfuerzo. Lo miro como si lo mirara por primera vez. Desde ese momento supo que nunca más lo vería igual a como lo hacía antes. Algo, tan profundo, cambió para siempre. Se dio cuenta que es imposible no amar tanto amor.

Hay personas a las cuales es fácil amar. Son tan queribles debido a su manera de relacionarse. Hacen imposibles no quererles.

Jesús, para mí es fácil amarte. Tu amor lo hace tan sencillo. Un día miré tu cruz y nunca volví a mirarte de la misma manera.

Eres tan querible para tantas personas que muchos experimentaron vituperios y azotes,  y a más de esto prisiones y cárceles. Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra.[1] Lo sufrieron mirándote a los ojos y diciendo: ¡Qué fácil es amarte!

Tu amor lo hace posible todo, porque es imposible no amar a quien tanto me amó. Tu manera de manifestarte a un mundo moldeado a un estándar de amor, quiebra con todo status quo de sentimientos egoístas. Te sacrificaste por alguien imposible de amar lo cual hace totalmente posible amarte.

Tú lo haces fácil. Tan fácil que no tengo pretexto para no darte mi vida y por amor a ti gozarme en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias;  porque cuando soy débil, entonces amarte me hace fuerte.[2]








[1] Hebreos 11:36-38. 
[2] 2 Corintios 12:10.