MANUAL DE LIBERACIÓN PARA NIÑOS. FRANK & IDA MAE HAMMOND

Manual de Liberación para niños
Frank & Ida Mae Hammond

Ministerio de Jesús para los niños

En los Evangelios hay dos relatos donde Jesús sana de demonios a los niños. Un estudio de estos pasajes trae a la luz varios principios básicos que servirán de guías y pautas para la liberación de niños.
El primer relato habla de un padre que llevó su hijo a Jesús. Ya los discípulos habían visto a este niño pero no lo pudieron ayudar. La Biblia informa con estas palabras:

"Al día siguiente cuando descendieron del monte, una gran multitud les salió al encuentro. Y he aquí, un hombre de la multitud clamó diciendo: Maestro, te ruego que veas a mi hijo, pues es el único que tengo; y sucede que un espíritu le toma, y de repente da voces, y le sacude con violencia, y le hace echar espuma, y estropeándole, a duras penas se aparta de él. Y rogué a tus discípulos que le echasen fuera, y no pudieron.
Respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros y os he de soportar? Trae acá a tu hijo. Y mientras se acercaba el muchacho, el demonio le derribó y le sacudió con violencia; pero Jesús reprendió al espíritu inmundo, y sanó al muchacho, y se lo devolvió a su padre" (Lucas 9:37-42).                        
                                                                                             
El segundo relato es el de una madre cananea que vino a Jesús a pedir por su niña, pues la pequeña era víctima de una tremenda opresión demoníaca.

"Saliendo Jesús de allí, se fue a la región de Tiro y Sidón. Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella región clamaba, diciéndole: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio. Pero Jesús no le respondió palabra.
Entonces, acercándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despídela, pues da voces tras nosotros. Él respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas pérdidas de la casa de Israel. Entonces ella vino y se postró ante él, diciendo: ¡Señor, socórreme! Respondiendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos.
Ella dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos. Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh, mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres, y su hija fue sanada desde aquella hora" (Mateo 15:21-28).

La primera verdad que descubrimos en estos pasajes consiste en que los niños pueden tener demonios. Ninguno de estos padres tuvo dificultad para identificar la fuente del tormento en sus hijitos.
Los niños son muy vulnerables a la infiltración de demonios ¿Por qué? Porque dependen por completo de los demás para su cuidado y protección. Aunque los padres son los guardianes espirituales que Dios ha puesto para los hijos, muy pocos poseen el conocimiento y el sentido de vigilancia indispensable que han de suministrar una cobertura espiritual para los hijos.
Cuando reconocemos las puertas por donde pueden entrar los demonios, entonces entendemos la conducta que los padres deben seguir para guardar a sus niños.

Descubrimiento de demonios

Una segunda verdad derivada del ministerio de Jesús a los dos niños, reside en que la presencia de los espíritus inmundos en ellos, se puede determinar (diagnosticar) por lo que les ocurre. El muchacho cuyo padre lo llevó a Jesús exhibía síntomas de ataques muy parecidos a los de la epilepsia. El padre describió la condición de su hijo. La mujer sirofenicia explicó a Jesús cómo pudo darse cuenta que su niña era víctima del sufrimiento demoníaco.
Hay dos maneras principales para determinar (identificar) la presencia y las actividades de los demonios: discernimiento y descubrimiento.
El discernimiento es sobrenatural; viene como un don del Espíritu Santo y consiste en la capacidad para distinguir entre las diversas clases de espíritus (1 Corintios 12:10).
El descubrimiento es una palabra que tiene su raíz en el término latino detectare que significa descubrir. La voz "detective" viene del mismo origen. Un detective es quien examina las pruebas o evidencias con el objeto de descubrir y demostrar la verdad.

Los padres toman la iniciativa

Una tercera verdad que aflora a la superficie en la liberación de niños que hizo Jesús, consiste en que los padres deben tomar la iniciativa en favor de sus hijos. Para todos es obvio que un niño es incapaz de buscar liberación por sí mismo. Los padres deben llevarlos a Jesús. El padre lo hizo así con su hijo en Lucas 9 y la madre en Mateo 15 con su niña. El resultado exitoso de estas dos ministraciones debe alentar a los padres para que busquen la liberación de sus pequeños.

Jesús honra la fe

La cuarta verdad común a ambos relatos donde Jesús expulsa los demonios de los niños consiste en ver cómo el Señor hace honor a la fe de los padres. Tanto el padre como la madre que buscaron a Jesús en favor de sus hijos, mostraron fe en Cristo.

Cuando el vientre es inseguro

E1diablo es un gran estratega. Diseña un complot y un plan para cada persona a quien intenta capturar. ¿Cuán pronto en la vida de alguien comienza a ejecutar su plan? Estamos convencidos que inicia su esquema perverso desde el momento de la concepción en el vientre de la madre. Para satanás ninguna vida nueva pasa desapercibida. Su intención es destruirla, si le queda fácil, o causarle el mayor daño posible. Recuérdese que a satanás se le llama apolión, el destructor.
Las opciones del diablo son limitadas. Debe obrar dentro de los límites de sus derechos legales. En otras palabras, debe tener una puerta abierta antes que pueda entrar en la vida de alguien.

Maldiciones heredadas

Primero que todo, las maldiciones heredadas dan a satanás derechos legales. Dios dijo:
"...yo soy Jehová tu Dios, fuerte celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen" (Deuteronomio 5:9).
Por todas partes hay niños que nacen desde con unas pocas hasta con muchísimas maldiciones debido a las iniquidades de los padres (Éxodo 20:5). Abuelos, bisabuelos, tatarabuelos, han transgredido los mandamientos de Dios, y la maldición ha pasado de una generación a la que sigue. Quizá ha habido idolatría, hechicería, prácticas de ocultismo, incesto, fornicación, ilegitimidad, adulterio, bestialidad o cualesquiera otras transgresiones en el árbol familiar. A menos que estas maldiciones sean desalojadas, que se reciba el beneficio del sacrificio expiatorio de Cristo, con todo el poder que representa su sangre preciosa, y que se expulsen los demonios de la maldición, entonces el diablo tendrá derecho para perpetuar tal maldición a las generaciones siguientes.

Rechazo prenatal

Ese embrión, tan diminuto, puede ser influido en su espíritu, en forma positiva o negativa.
Si a un bebé, aun en esa condición, se le puede herir con rechazo, también se le puede nutrir con amor. ¿Cuándo deben comenzar los padres a amar a su niño? Deben principiar a confesar con libertad su amor hacia esa criatura, desde el momento mismo de la concepción.
Las condiciones emocionales de la futura mamá también influyen en el feto. En otras palabras, el bebé será vulnerable a la misma clase de espíritus a los que la madre sea sensible, como temor, ira, depresiones, etc. Por tanto, es muy importante que ella sea feliz, tenga confianza en el Señor y que sus emociones sean sanas.
Factores en el medio hogareño como peleas, disgustos, música estridente, tienen efecto sobre la salud emocional del bebé. Y además, también su sistema nervioso puede sufrir lesiones.
El padre debe suministrar un fuerte apoyo emocional al ambiente del hogar, mediante su amor, tanto para la futura madre como para el niño.

Adicciones de la madre

Es bien sabido que a los niños los pueden afectar físicamente los hábitos adictivos de la mamá, e inclusive que pueden nacer como adictos. Los bebés de madres que emplean drogas, sufren dolorosos síntomas supresivos cuando se corta el cordón umbilical y el estímulo de la droga ya no pasa más de la madre al hijo.

Preparación para la liberación

Preparación de los padres

Cuando los padres no se encuentran familiarizados con la liberación, es importante que se les instruya sobre lo que les espera y cómo deben cooperar. Por regla general, los padres necesitan más información sobre el ministerio de liberación de niños, que la preparación que se da al propio niño. Estas liberaciones son, a veces, bastante espectaculares y los padres que no entienden el proceso, pueden temer que al niño se le maltrate o que se le haga daño. En nuestra práctica informamos a los padres que puede haber gritos, llantos, y aun resistencia física.
Durante el proceso, el niño puede reclamar el consuelo y el auxilio del padre o la madre (habitualmente de la madre). Como los niños no pueden someter sus voluntades a fin de cooperar con el ministerio, sus naturalezas carnales se agitan cuando se reta a los demonios. Pronto descubrimos que cualquier consuelo que se dé a la carne del niño durante la liberación, hace que los espíritus inmundos se afirmen o sostengan con mayor firmeza y esto, como es obvio, obstaculiza el proceso de liberación.
Los padres necesitan tener la seguridad que todo se manejará correctamente en el Señor. El obrero de liberación debe dar el tiempo indispensable para que los padres se sientan cómodos con el ministerio, llevarles al punto donde tengan confianza en la persona que ministra y confianza en los métodos y técnicas que se sigan a lo largo del proceso de liberación.
La importancia de trabajar junto con los padres jamás se enfatizará lo suficiente. Si sólo uno de los padres puede asistir, está bien. Una abuela o un abuelo pueden traer al niño, si los padres les han dado permiso o si son los guardianes legales. No se puede aceptar que una tía, por ejemplo, invite al sobrino a su casa con el pretexto de llevarlo a la liberación, aunque sepa que obviamente el pequeño la necesita.
Los padres y los guardianes legales son los responsables del bienestar espiritual de sus niños. A menos que el padre o el guardián asuman la vigilancia espiritual del niño, hay muy pocas posibilidades que éste retenga la liberación que recibió.
Sin embargo, hay excepciones a la regla que la liberación del niño se debe hacer con el consentimiento de los padres.

¿Cómo se diferencia la liberación de los niños de la de los adultos?


Primero. Hay diferencia en el nivel de la comunicación.
No es posible efectuar sesiones de preconsejería con los infantes y los niños pequeños. En efecto, son totalmente incapaces de explicar sus problemas y colaborar en la búsqueda de las raíces que causan su necesidad de liberación. Por tanto, el procedimiento diagnóstico difiere del que se sigue con los adolescentes y los adultos. El consejero debe descansar sobre los informes que el padre o el guardián suministren como síntomas de demonización.
Además de los informes que suministran los padres, el consejero también debe descansar en el don de "discernimiento de espíritus". El consejero sabio observará atentamente la conducta del niño antes y durante las liberaciones. Así, a menudo podrá descubrir los síntomas de las influencias demoniacas.

Segundo, hay diferencia en el nivel de cooperación.
El consejero no puede esperar ninguna ayuda si apela a la voluntad de un pequeño de uno o dos años. Los niños un poquito mayores, en verdad, muchas veces, pueden oponer sus voluntades contra el ministro de liberación.
En muchas oportunidades se necesitan la autoridad de los padres y ciertas medidas disciplinarias para lograr que los niños cooperen.

Tercero, hay diferencia en la comprensión.
Las explicaciones no son apropiadas, ni quizá tampoco convienen, cuando los niños son muy pequeños para comprender lo que se ha dicho y lo que sucede en el curso de una liberación. En consecuencia, ante Dios, es obligación de los padres ejercer a cabalidad el papel de vigilantes espirituales a fin de mantener y conservar la liberación de sus pequeños.

Preparación de los niños y de los jóvenes

La preparación inicial para liberar a los niños, la deben hacer los padres. La mejor preparación es el ejemplo dado por los padres que reciben primero la liberación.
Lo ideal es que toda la familia reciba su liberación en conjunto, pues el diablo obra en las relaciones para causar fricción, desajustes, y toda clase de heridas. Muchas veces la victoria viene a una familia por medio de la liberación.
A los niños se les prepara de acuerdo con el nivel de su madurez. El obrero de liberación no necesita extenderse en profundas enseñanzas teológicas. No es indispensable explicar a un niño la posibilidad que un cristiano tenga demonios. La ministración es simple y directa.
Los niños tienen en verdad una fe infantil.

Liberación individual

De nuevo enfatizamos la importancia de la sangre de Jesucristo. Después de dar las explicaciones y las enseñanzas del caso a padres e hijos, empleamos el arma de la sangre de Jesús. No se trata de un simple rito "de invocar la sangre" sobre alguien, sino una declaración precisa de lo que es la sangre del Señor y lo que hace en favor de quienes creen.
La sangre de Jesús es expiatoria. Expiación significa "cubrir". Los pecados quedan cubiertos y el pecador ya no tiene cuentas delante de Dios.
Es una sangre redentora, pues literalmente nos compró de las garras de satanás y pagó el precio para liberarnos del pecado y de todas sus consecuencias. La sangre de Cristo pagó el precio de nuestra redención eterna.
La sangre de Cristo es una sangre limpiadora, que purga nuestra conciencia de toda culpa y nos da denuedo para poder acercarnos a la santa Presencia de Dios.
La sangre de Jesús remite nuestros pecados, pues los envía tan lejos que nunca se les vuelve a considerar.
La sangre de Jesús nos justifica, pues gracias a ella Dios nos declara justos, es decir, como si nunca hubiésemos cometido ni un solo pecado en toda nuestra vida.
La sangre de Jesús es incorruptible, pues nunca ha muerto. Jamás ha perdido su poder. Se halla tan viva hoy como cuando se derramó en el Calvario.
La sangre de Jesús es preciosa, pues su valor es tan grande que es lo suficiente como para comprar nuestra redención.  (Apocalipsis 12:10-11).
La última plaga que Dios mandó a Egipto fue la muerte de los primogénitos. El Señor hizo una provisión para que los israelitas pudieran escapar de esta plaga, mediante la sangre del cordero pascual que se debía poner sobre los dinteles y los postes de las puertas en todas las casas de los hebreos. Así: "...Jehová pasará hiriendo a los egipcios; y cuando vea la sangre en el dintel y en los dos postes, pasará Jehová aquella puerta, y no dejará entrar al heridor en vuestras casas para herir" (Éxodo 12:23).
El ministro de liberación que actúa por los padres que traen al niño, tiene la autoridad para clamar por la sangre de Cristo como cobertura para ese pequeño. Así se abortan los planes y el complot del enemigo destruidor y sus demonios se derrotan por medio de la aplicación por fe de la sangre expiatoria de Cristo.
Para comenzar el trabajo de liberar a los interesados, nos gusta hacer la siguiente declaración:

"Este niño (nombre) está cubierto con la sangre preciosa de Jesús. Tal como el padre israelita aplicaba la sangre del cordero al dintel y a los postes de la puerta en su casa, aplicamos la sangre de Jesús a los postes del espíritu, alma, y cuerpo de FULANO. Ahora, satanás, tus mentiras y tus planes se han descubierto. Destruimos tu complot y tus planes y cancelamos el poder del hombre fuerte asignado para llevar a cabo esa tarea. FULANO tendrá paz y descanso y en él se cumplirá el plan de Dios para su vida con gozo y poder. ¡Amén!"

Es muy efectivo imponer las manos en la cabeza del niño mientras se le ministra. La imposición de manos sigue el ejemplo de Jesús. (Mateo 19:13,15).
El paso siguiente consiste en probar la voluntad del niño. Todos tenemos voluntad. La voluntad puede ser activa o pasiva o estar en algún sitio intermedio. (En el caso de los niños de voluntad fuerte, el amor, la autoridad y la perseverancia hacen que sus voluntades se sujeten.)
Si, por otro lado, el niño es de voluntad débil y temperamento pasivo, es posible encontrar dificultades en seguir con la liberación. En tales casos, por regla general, los demonios también son pasivos, pues tal es su naturaleza. La pasividad excesiva en el niño o en el adulto, ofrece al ministro de liberación uno de sus más grandes desafíos.   
Permítanme enfatizar la importancia de comprender la naturaleza del niño. Nunca, nunca, se debe maltratar a un niño como el mundo lo hace. Mientras se trata con dureza a los demonios, los niños siempre se deben tratar con amor y con delicadeza.

Liberación en grupos

Primero, anunciamos las reuniones con varios días de anticipación. Esto nos permite la oportunidad de ministrar primero a los padres.

Segundo, instruimos a los padres para que acompañen a sus hijos. Como ya enfatizamos, los padres son los guardianes espirituales y los proveedores de sus hijos.

Tercero, se pide a las familias que se sienten juntas. En algunos lugares, es posible disponer las sillas en círculo. Si hay espacio extra en el auditorio, es mejor que se extiendan un poco, a fin de que cada familia cuente con un sitio semiprivado.

Cuarto, se presenta un corto espacio de enseñanza e instrucciones. Siempre recordamos que en los niños los períodos de atención son relativamente reducidos, y que no esperamos de ellos quietud durante tiempos prolongados. Las instrucciones se dirigen sobre todo a los padres.

Quinto, dedicamos unos pocos minutos a hablar directamente a los niños, para darles una instrucción ligera y obtener su cooperación. Usamos la analogía de las Escrituras donde los demonios llaman el cuerpo de una persona su "casa" y explicamos que las casas tienen puertas y ventanas. La boca es la "puerta" de la "casa del cuerpo" y los ojos son las "ventanas". Aclaramos cómo los demonios salen por la boca con bostezos, toses, eructos, gritos, suspiros, o a veces por los ojos con lágrimas.

Sexto, guiamos al grupo en oración. Por ejemplo:

"Padre celestial, te agradecemos este tiempo en favor de tus hijos. Te pedimos que toques a todos y a cada uno y que los liberes de todas las opresiones del enemigo. Sabemos que amas a estos preciosos niños, pues diste a Jesús para que muriera en la cruz con el fin de ser el Salvador de todos”.
"Señor, cubrimos a cada uno con la sangre preciosa de Jesús. Así como los padres israelitas ponían la sangre del cordero sobre los postes de las puertas en las casas para proteger a todos los miembros del hogar, nosotros, por fe, ponemos la sangre expiatoria de Jesús, el perfecto Cordero de Dios, sobre los postes de cada corazón".
"En el nombre de Jesús declaramos la destrucción de todo complot y todo plan que satanás haya diseñado para cada niño. En el nombre de Jesús atamos todo espíritu inmundo que trate de robarnos lo que Dios nos ha provisto”.
"A ti, satanás, te prohibimos obstaculizar, distraer, confundir o, de cualesquiera otras maneras interferir con este momento de liberación. Ya sabes que estás atado y saqueamos tu casa. Te quitamos todo lo que hayas podido haber robado. En el nombre de Jesús. Amén”.

Luego invitamos al Espíritu Santo a derramar su unción para las liberaciones. Cuando viene la unción, los espíritus del mal quedan muy presionados y esto puede causar inquietud y llanto en algunos niños.

Séptimo, expulsamos los demonios que son comunes en los niños. A medida que seguimos esta lista, para ordenar a los espíritus que salgan, cuidadosamente con los oídos espirituales estamos atentos a palabras específicas de ciencia y de discernimiento de espíritus. Casi siempre el Espíritu Santo nos proporciona los nombres de otros demonios que también debemos expulsar.
A los padres se les dice que no imiten como loros las órdenes de expulsión que se dan desde el púlpito. Se les anima a enfocarse en las necesidades personales de sus propios hijos.
Por último, instruimos a los padres para que impongan manos a sus niños y los bendigan, según el ejemplo de Jesús: "Y tomándolos en los brazos, poniendo las manos sobre ellos, los bendecía" (Marcos 10:16).
Decimos a los niños que son amados y les expresamos la gratitud por su buena voluntad y por su cooperación.
Es bueno contar con algunos consejeros que ayuden cuando se ministra la liberación en grupo. Se les instruye para que se muevan por el local y auxilien a quienes necesiten ayuda especial o extra. Se les anima a ministrar con la unción del Espíritu Santo y a que funcionen con los dones del Espíritu.

Demonios comunes en los niños

Cuando se ministra liberación a un niño, el ministro debe ser tan cuidadoso como sea posible. Es útil recordar que los demonios se establecen en la vida de un individuo en una forma organizada y sistemática.
En toda situación, literalmente se trata con una red de espíritus cuyo encargado es "un hombre fuerte". Un espíritu gobernante se encuentra en la raíz de todo problema. Dentro de una red de espíritus del mal se encuentran grupos o familias. Así como se reúnen las aves de una misma especie (o del mismo plumaje), los demonios de naturaleza semejante trabajan juntos en una cooperación donde hay mucha firmeza y tenacidad. Jesús señaló que el reino de satanás no se halla dividido (Mateo 12:25-26).

Grupos de demonios

La siguiente lista de espíritus demoniacos representa sólo una parte de los que hemos encontrado con más frecuencia. Hemos visto que este catálogo de espíritus tiene utilidad en la liberación de niños, tanto individual como colectiva. En todo caso, LA MINISTRACIÓN ES PERSONAL. Para este objeto, es de máximo beneficio, en las sesiones colectivas de liberación, contar con obreros entrenados a fin de personalizar las ministraciones individuales. Es un error muy grande depender únicamente de una lista de demonios.
1. Maldiciones Heredadas:
1. Causas:
Aborto
Actividades criminales
Adulterio
Bestialidad
Desprecio a los parientes
Divorcio
Fornicación
Homicidio
Homosexualidad
Idolatría
Incesto
Lesbianismo
Deshonrar a los padres
Prácticas ocultistas
Suicidio
2. Efectos:
Adicciones
Adversidades
Enfermedades (especificar)
Esterilidad
Fracasos
Locura
Luchas
Pobreza
Traumatismos
II. Influencias Prenatales
Rechazo
Por la influencia materna
Adicciones
Emociones negativas (ansiedad, depresión, inseguridad, miedo)
Temores por el medio hogareño
Conflictos
Disputas
Música mundana, estridente
Peleas
III. Traumas del Nacimiento
Amenaza de muerte
Cesárea
Circulares del cordón
Falta de buenos lazos familiares
Fórceps
Lucha
Nacimiento prematuro
Parto prolongado
Efectos de medicamentos:
Hiperactividad
Nerviosismo
IV Traumas de la Infancia
Abandono
Maltrato
Presiones y problemas familiares
Rechazo
Temores
Enfermedades:
Alergias
Asma
Ataques
Debilidad
Enfermedades cutáneas
Enfermizo
Fragilidad
Infecciones
Cirugías
Accidentes
Muertes (familiares y de amigos)
Circuncisión (niños)
Ligaduras de alma impías
Maldiciones de lo oculto
Mutilación
Escuela:
Competencia
Dificultades en el aprendizaje
Inseguridad
Persecuciones
Presión de los compañeros
Temor a los exámenes
Temor a los maestros
Temor al castigo
Temor al fracaso
Vergüenzas
V Rasgos de Personalidad y de Carácter (Desarrollados mediante las reacciones a las experiencias de la vida y a la influencia de los demás, en contra de los caminos de Dios)
Rechazo:
Autorrechazo
Llamar la atención
Desajustes
Espíritu herido
Quebrantos de corazón
Rehusarse a amar
Soledad
Temor a amar
Temor al rechazo
Rebeldía:
Egoísmo
Inenseñabilidad
No entrenable
Terquedad
Voluntariedad
Control:
Contener la respiración
Golpearse la cabeza
Irritabilidad
Mal genio
Manías
Raíz de amargura:
Cólera
Homicidio
Odio
Recuerdos recurrentes
Resentimiento
Venganza
Violencia
Inseguridad:
Autoconciencia
Poquedad
Temores: gente, fracaso, dolor
Timidez
Vergüenza
Concupiscencia:
Material: codicia, "quiero"
Sexual: adicción, curiosidad, desnudez, masturbación, morbosidad, obsesiones
Culpa:
Autocondenación
Temor a ser expuesto
Temor al castigo
Temor al juicio
Escapismo:
Enfermedad mental
Ensoñaciones diurnas (despierto)
Espíritu (alma, mente) cerrado(s)
Fantasías
Indiferencia
Sueños
Engaño:
Esconder
Evasividad
Exageraciones
Mentira
Robo
Autocompasión:
Injusticia
Pucheros
Criminal:
Cleptomanía
Cruel
Destructor
Fascinación por armas (pistolas. navajas, etc.) o por el fuego (piromanía)
Robar en los almacenes y tiendas
Robo
Sádico
Incorregible
Inmanejable
Obstinado
Sin esperanza
Terco
Espíritus Familiares:
Compañeros imaginarios de juego
Ocultismo:
Compromiso familiar
Televisión
Juegos:
Juguetes
Muñecos
Música
Otros
Videos
Hábitos:
Chuparse el pulgar
Mojar la cama
Morderse las uñas
Retorcerse un mechón
Temores (a o de):
Castigo
Insectos y arañas
Lesiones
Médicos
Oscuridad
Perros (otros animales)
Quedarse solo(a)
Rechazo
Indecisión:
Complaciente
Indiferente
Olvidadizo
Perezoso

Más allá de la liberación

¿Por qué los niños pueden tener demonios?

Como los padres son los protectores y los que deben proveer para sus descendientes, la presencia de espíritus del mal en los hijos es, en grado sumo, reflejo de la conducta paterna. Los demonios no pueden entrar a menos que se les abran las puertas de la oportunidad. Los padres son los porteros-guardianes o soportes. Cuando un niño tiene demonios, indica o que los padres hicieron algo malo o que se descuidaron en el cumplimiento de sus responsabilidades.

Suministrar un ambiente hogareño estable

Las contiendas, las divisiones, el rechazo, los maltratos y el descuido generan un medio donde los demonios medran y pululan. La liberación nunca es un sustituto de un hogar bueno y piadoso. Los niños son el producto del hogar. Se convierten en todo cuanto el ambiente del hogar les pueda transmitir.
"Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él" (Proverbios 22:6).
El medio emocional y espiritual de su hogar afecta profundamente a los niños y moldea sus personalidades. En la mayoría de los casos, cuando el esposo maltrata a su esposa, los hijos seguirán el mismo patrón. Si la madre no hace sino criticar a su esposo y no es respetuosa en su trato y manifestaciones hacia él, las hijas perpetuarán este ejemplo en sus matrimonios.
Casi todos los demonios que se encuentran en los adultos entraron en la niñez. Cuando las cosas no funcionan bien en el hogar, el diablo tiene todas las puertas abiertas. Esta es una advertencia clara hecha en alta voz para que se haga un fortalecimiento de la familia.
La Palabra de Dios ofrece su plan para el orden familiar. En términos simples y sencillos, el plan de Dios, que es una extensión de su Reino de justicia y la delegación de la autoridad divina, se puede esquematizar como sigue:
1) El padre/esposo debe llevar el liderazgo de su familia y amar a su esposa. (Efesios 5:25). A los padres se les ordena: "...no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor" (Efesios 6:4).
2) La esposa/madre debe respetar el liderazgo del hombre (Efesios 5:33). (1 Pedro 3:1-2).
3) A los hijos se les amonesta a obedecer a sus padres (Efesios 6:1-3).

Suministrar disciplina apropiada (Hebreos 12:5-11)

Todos necesitamos disciplina como demostración y prueba de nuestra filiación (el hecho de ser hijos de Dios). La disciplina de la mano de Dios nos demuestra su amor y nos enseña que somos sus hijos. El Padre celestial es el patrón para la paternidad terrenal. Un padre terrenal bueno establecerá una firme disciplina: bien, sanidad, amor, corrección, enseñanza e instrucciones, disciplina madura en el hogar.
La liberación nunca toma el sitio de la disciplina, sólo la complementa.
A fin de tener una familia que pueda vencer la adversidad, los padres deben enseñar y dar ejemplo de la capacidad para soportar.
La autoridad y la disciplina se administran en amor. El amor es para las relaciones familiares lo que el mortero para un edificio de ladrillos: es el ingrediente que sostiene todo con firmeza ante cualesquiera pruebas tormentosas que vienen en camino.
Asimismo debemos recordar las hermosuras de las promesas que esperan a los descendientes de los cristianos, como herencia de nuestro Amado Señor y Salvador:

"Y todos tus hijos serán enseñados por Jehová; y se multiplicará la paz de tus hijos"

(Isaías 54: 13).

5 comentarios:

María dijo...

Hola Pastor, ud. Ministra liberación?

María dijo...

Hola Pastor, UD.ministra liberación?

María dijo...

Hola Pastor, UD.ministra liberación?

María dijo...

Hola Pastor, UD.ministra liberación?

psicosamy dijo...

Excelente Resumen gracias, lo voy a usar para una capacitación en mi congregación.