Evangelio según Juan Capítulo 9
No
busquen conocidos porque amigos no quedan ya. No hay testimonio ni testigo
mayor que mi dolor pasado.
Digo
yo: -Ciego era, y ahora veo la luz-.
No
fueron mis padres, ni fui yo. No es el pecado de mis antepasados, sino la manifestación
predestinada de su obra.
-¡Cuán
grande son, oh Dios, tus pensamientos!-
-¡Cuán
grande es la suma de ellos! Estoy maravillado-. Maravíllense conmigo el que
crea.
No
busquen misterio en un poco de lodo, ni milagros en el Estanque de Siloé.
Busquen respuesta en la evidencia de mi vida:
-Si
es pecador, no lo sé; una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo-.
Busquen
confirmación en el que fui, y en quien ahora soy. Mírenme. Soy la labor de Dios
manifestada. Soy un milagro que les habla.
Traten
de comprenderme. Si pusiera en balanza la religiosidad de vuestras sinagogas,
faltas serían halladas ante la majestad de la verdad de mis palabras. Tengo en
poco toda su liturgia solemne, aunque sin ánimo de ofenderles. Pero mientras ustedes
alaban el discurso y las tradiciones, la fe de nuestros padres se hizo hombre,
y me tocó.
Cállense las
palabras intelectuales y de sabiduría sin revelación santa. Enmudezca el
enloquecido discurso religioso. ¿Cómo piensan convencerme? Él se hizo carne y con una pregunta cambió mi
corazón para siempre:
-¿Crees
tú en el Hijo de Dios?-.
-¿Quién
es, Señor, para que crea en él?-.
-Pues
le has visto, y el que habla contigo, él es-.
Y
digo: -Creo, Señor, y le adoro-.
Desde
ese momento y para siempre mis ojos se hicieron como de palomas, no los puedo
apartar de tu gloria. Miran fijamente a ti como única meta de mi existencia ¡Si
habiendo yo sido ciego, ahora te veo!
El Amado que desearon ver y oír los
profetas. Aquel al cual saludaron de lejos los padres de la fe. Al glorioso
Señor de los cielos y la tierra.
Jesús,
dejo atrás lo que pasó y lo tengo por basura. Porque si vivo mirando de frente
al sol, las sombras siempre estarán a mis espaldas. Te miro y cae detrás de mí
todos mis problemas. Iluminado por la faz de tu rostro viviré y mi retaguardia será
tu gloria.
Mis ojos están pegados a ti. Esa es la mejor
adoración que puedo darte