En un mundo tan cambiante,
¡Que bueno es tener un DIOS
INMUTABLE!
Saber que pueden cambiar los
gobiernos y sus políticas. Pueden variar los estilos y las modas. Pueden mudar
los ciclos de la naturaleza y sus consecuencias. Pueden cambiar mis amigos y
conocidos en cuanto a mí. Puedo cambiar yo en mis principios y pensamientos. Pueden
revolucionarse mis sentimientos y enloquecer mi razonamiento. Pero no cambiará
el Dios al cual le rendí mi vida. No hay sombra de variación en el Cristo de mi
redención, ni en la luz del Espíritu santo y su Palabra.
Todo cambia. Pero Él no
cambia en Sus atributos. Dios es Dios desde y hasta la eternidad. Jesús es
Santo desde siempre, y aunque se hizo carne, esto no nubló su deidad ni su
humanidad. En carne fue totalmente hombre y, en cuanto a su divinidad, siempre
fue y será totalmente Dios.
Aunque en la cruz se hizo pecado
por nosotros pecadores, sin embargo en Él nunca hubo pecado porque su santidad
es inmutable. Su justicia es eterna. Es mi Dios que no cambia ni ante el
orgulloso pecado de los que le rechazan, porque su amor es por siempre. Y ante
el hombre reo de muerte proveyó el Cordero de la expiación, para demostrar que
aun ante el amor su Justicia es inquebrantable.
Es mi Dios inmutable en
Sus promesas. Es Quién habló y no se volverá atrás. Es Aquél que te
prometió y nada lo hará arrepentirse, porque aun en nuestra infidelidad
permanece fiel; Él no puede negarse a si mismo. ¿Qué esperas de Dios? ¿Cuál es
la promesa que te sostiene? ¿Qué palabra te anima a despertar y enfrentar la
vida, con la frente en alto, cada día? ¿Crees en el Dios Eterno y su palabra
que es para siempre? Entonces crees en mi Dios que no cambia.
Es Aquél todopoderoso,
omnisciente y omnipresente Dios. Aquél que logra combinar el Amor eterno con la Justicia eterna. Inmutable
en Sus juicios, porque tanto sus promesas como advertencias se cumplirán. Dará
Vida Eterna al que crea en Jesús, y condenación al que desprecie su gracia
redentora en la sangre de su Hijo. Dará todos los beneficios de su Palabra,
pero también ejecutará todo los juicios de su justicia. Habla y los Ángeles
ejecutan. Dice y cumple conforme su santidad y justicia. Si tienes dudas, mira la Cruz y, dime: ¿Puedes ver el
amor, la ira y la justicia del gran Yo Soy?
Bendito sea mi Dios que no
cambia en los objetos de su amor. Sigue amando a esta humanidad pecadora
como en la predestinación antes de los tiempos. Te sigue amando y te da el
beneficio inmutable de los hijos de Jacob. Estos son los hijos de la elección.
Elegidos desde el vientre de nuestra madre. A Jacob amé, dice la palabra, a
Jacob y sus hijos de la elección.
Tú eres un elegido para ser
adoptado en Cristo mediante derechos y títulos eternos: hijo por razón del
beneficio de los que aceptan a Jesús como Salvador y Señor de sus vidas. El
derecho de ser llamados Hijos de Dios, no nacido de sangre, ni de voluntad de
carne, sino de Dios.
Hijos con revelaciones especiales
como Jacob. Que sueñan sueños y ven visiones. Que luchan y vencen transformando
y renovando sus vidas a la
Imagen de su Dios. Hijos e hijas que pasan por multitudes de
pruebas, pero vencen. Porque su carácter es diferente. Son hombres y mujeres de
fe que ven mas allá de lo que puede ver un hombre natural.
Hijos que reciben un beneficio
inmutable de un Dios que es Padre y Señor y, aun así, no cambia. Por eso
no hemos sido consumidos.
Solo por este motivo no nos
consumió el hombre y su maldad. Solo porque Él no cambia no nos consumieron los
problemas. Solo por Cristo no me consumí a mi mismo.
¿Piensas que la situación actual te
consumirá? Los tiempos mortales desgastan tu cuerpo externo, pero el interno se
renueva cada día en el Espíritu Eterno. No se consumirá tu esperanza ni tus
sueños. No podrá el enemigo consumir tu fe con sus artimañas. No serás
consumido en el horno de fuego ardiente aunque lo caliente siete veces más de
lo acostumbrado. Aunque consuma a otros, contigo no podrá.
Entiende, solo por eso aun estas
de pie, porque tu Dios no cambia.